tratamiento
1 m. Acción de tratar (en química, metalurgia, medicina, etc.).
2 Conjunto de medicinas u otros remedios utilizados para tratar algo: "Un tratamiento psiquiátrico [o contra la tuberculosis]. Un tratamiento de belleza para hidratar la piel".
3 Conjunto de procesos aplicados a un material o a un producto para transformarlo: "El tratamiento de las fibras textiles [o de las aguas residuales]".
4 ("Dar, Tener") Manera de *nombrar a una persona al dirigirse a ella o hablar de ella, según su categoría o sus títulos: "Tiene tratamiento de excelencia. En la intimidad no le da ningún tratamiento".
5 Vocativo empleado en un diálogo para dirigirse a una persona según su edad, sexo u otras circunstancias, como ¡señor!, ¡chico! o ¡compadre! Trato.
6 Enfoque o modo de tratar cierta cosa: "No está de acuerdo con el tratamiento que han dado a ese tema los medios de comunicación".
Tratamiento de choque. El que se aplica de urgencia para detener el desarrollo de algo malo o perjudicial.
T. de la información. Inform. Conjunto de operaciones ejecutadas con medios automáticos sobre los datos para extraer información o sacar el máximo rendimiento de ellos.
T. térmico. Metal. Operación con la que se modifican las características mecánicas de los *aceros sometiéndolos al calor en distintas formas.
T. de textos. 1 Inform. Conjunto de procesos informáticos de composición de textos con el ordenador. 2 Inform. Programa con el que se realizan estos procesos. Procesador de textos.
Apear el tratamiento. Suprimir el que corresponde a una persona al dirigirse a ella.
. Formas de expresión
Las dos maneras usuales de nombrar a una persona al dirigirse a ella son la familiar, "tú", y la más respetuosa, "usted". Puede decirse, en general, que la tendencia no sólo en la época estrictamente actual, sino ya desde algunas generaciones, es a restringir el uso de "usted" y ampliar el de "tú". "Tú" es el tratamiento corriente entre las personas de la misma familia o entre amigos; sin embargo, entre las clases populares, especialmente del campo, es frecuente todavía que los hijos llamen a los padres de "usted". La gente joven suele tutearse desde el primer encuentro, muchas veces aun siendo éste con motivo de algún servicio profesional prestado por uno de los interlocutores. También se va extendiendo cada vez más la costumbre del tuteo entre personas de la misma profesión entre las que no existe diferencia notable de edad o de categoría o posición.
En el trato familiar a que corresponde "tú", se puede llamar a la persona de que se trata, tanto dirigiéndose a ella como hablando de ella, por su nombre de pila y, en casos de menos intimidad, por su apellido (por ejemplo, entre compañeros de clase o de profesión); en uno y otro caso, sin añadir ningún tratamiento de respeto.
Con el tratamiento de "usted" cabe llamar a la persona de que se trate por su nombre de pila o su apellido sin añadir ningún otro tratamiento, por el apellido precedido de "señor" o por el nombre de pila precedido de "don".
No es fácil dar reglas sobre el uso de las distintas maneras de dirigirse o referirse a una persona según el grado de respeto con que se la trata. Estas maneras varían no sólo de una región y hasta de una ciudad a otra, sino entre las distintas capas sociales; y dependen también en mucha parte de la desenvoltura, sociabilidad, etc., de la persona que las usa. Las indicaciones que siguen pueden, pues, servir de orientación, pero no tienen de ningún modo valor de reglas. Puede decirse en general que en el trato entre personas de la burguesía acomodada hay más tendencia a suprimir los tratamientos que entre las de clase media modesta. Puede también anotarse que en el trato con las mujeres hay generalmente más familiaridad que en casos semejantes con los hombres.
El tratamiento de "señor" seguido del apellido sigue en orden ascendente de respeto al empleo del nombre o apellido sin ningún tratamiento. Es, por ejemplo, el que da un subordinado a su jefe cuando no le supera notablemente en edad o categoría, caso en que usará "don" con el nombre propio.
Para las mujeres, se hace distinción entre "señora", aplicado a las mujeres casadas, y "señorita", aplicado a las solteras, aunque la tendencia actual es a usar una u otra forma dependiendo de la edad de la interlocutora y no de su estado civil. Se usa preferentemente "señorita" para dirigirse a una mujer cuyo trabajo consiste en atender al público. También entre niños de enseñanza primaria o personas relacionadas con ellos. "Señora" seguido del apellido se emplea muy poco. A las mujeres casadas puede nombrárselas con el apellido del marido precedido de "señora de" en ciertos contextos, por ejemplo en actos protocolarios. Al dirigirse a las mujeres, se emplea generalmente su nombre de pila, solo o precedido de "doña", según los casos. Lo mismo "señora" que "señorita" sin nombre se emplean mucho intercalados como vocativo en la conversación: "Usted, señora, no sabe lo que es eso". El uso de "señor" como vocativo ha estado hasta hace poco limitado al caso de dirigirse a un gran señor con el que se tiene relación de dependencia: "Mandad, señor, y seréis obedecido"; su uso en el trato corriente es relativamente reciente y todavía poco frecuente fuera del caso en que hay que llamar o dirigirse a un hombre del que no se conoce el nombre.
Entre las personas de las clases populares se usa "señor" aplicado al nombre de pila (no al apellido) para nombrar a las personas de cierta edad o a las que, por alguna razón, considera el que habla de superior categoría: "Me lo ha aconsejado el señor Antonio".
Por fin, el tratamiento con "don", seguido siempre del nombre de pila y no del apellido, es el más respetuoso entre los ordinarios. Antiguamente su aplicación se limitaba a las personas con título nobiliario; más tarde pasó a aplicarse a los que poseían un título académico y sigue aun ahora diciéndose que "tiene don" de las personas que tienen un título, como mínimo de bachiller. Pero en el trato corriente no se tiene en cuenta esa circunstancia y se aplica a todas las personas que merecen especial respeto del que habla por su edad o categoría y con las que no tiene familiaridad.
Algunas profesiones, como la de sacerdote o la de médico, invitan especialmente al empleo de "don" y el nombre de pila, en vez de "señor" y el apellido.
Tratamientos especiales, relacionados con una profesión o título académico, son poco frecuentes fuera del ejército, salvo el de "doctor", que se aplica a los médicos (lo mismo si tienen ese título académico que si sólo tienen el de licenciado), seguido del apellido. Sin embargo, se utiliza también el título de "profesor" o el mismo de "doctor" en el ámbito académico, aplicados a los que lo son por facultades distintas de la de medicina; tanto solos en vocativo, como seguidos del apellido.
La expresión "señor don" ("Sr. D." en abreviatura) solamente se emplea en los encabezamientos de las cartas y en las direcciones de los sobres.
Para dirigirse a una persona hay, aparte de los tratamientos corrientes de "tú" y "usted" y los especiales de "excelencia, señoría", etc. (véase catálogo en "*tratar"), una manera extraordinariamente respetuosa de tratar que consiste en nombrar a la persona a quien se habla con un nombre como "el señor, la señora, la señorita, el señor director, la señora secretaria, la señora marquesa...", y poner el verbo en tercera persona. Es tratamiento usado solamente por servidores o subordinados y, a veces, por dependientes de comercio especialmente corteses: "Si el señor lo desea... Esta tela le gustará seguramente a la señora".
"Señor" se emplea también delante de los nombres de cargo para dirigirse a la persona que lo ostenta o para nombrarla con respeto o cortesía: "Usted, señor portero... La señora maestra. El señor cura".
En cuanto a los tratamientos especiales a que tienen derecho personas con título nobiliario o que ocupan ciertos cargos, véanse en "*tratar" y en los artículos correspondientes a cada uno. Todos los sustantivables con "su" o "vuestra" pueden usarse en vocativo despojados de ese posesivo; si, en la oración que sigue al vocativo, el pronombre que representa a la persona tratada está en genitivo, puede "vuestro" sustituirse por "su" en casos de menos reverencia: "Majestad: se hará según vuestro deseo. Excelencia: estoy a sus órdenes".
Al dirigirse a varias personas entre las cuales hay alguna a la que se trata de "usted", hay que emplear este tratamiento para todas. Si alguna de ellas tiene tratamiento especial, habrá que hacer distinción, pues no se puede, por ejemplo, tratar a todos los oyentes como "vuestras excelencias".